Después de estar dos semanas sin poner entradas, no por falta de inspiración sino por otros menesteres de la vida cotidiana, fiestas y demás, vuelvo a la carga!!!
Esta semana de Pascua ha sido muy intensa. He llevado a Blas a todas partes, claro, es que, como dicen, donde va la cuerda va el cubo
El sábado estuvimos comiendo la mona, para quien no es de por aquí, una tradición que se celebra el domingo de Pascua que consiste en quedar con amigos o familia e ir a comer una coca que os enseño en la foto (mejor explicado en este link http://es.wikipedia.org/wiki/Mona_de_Pascua) con chocolate! Muy bueno, es decir, después de darte el atracón durante toooodos los días de fiesta viene el domingo y aleh!! a comer más.
Después de comer me llevé a Blas a caminar y al final hicimos 20 km, increible, pensaba que no iba a aguantar pero ni corto ni perezoso no solo andaba sino que corría más que yo!!
Claro esta, cuando llegó a casa ya no podía más y normalmente cuando anda y corre tanto cuando ve el sofá es como cuando ve el pavo en taquitos que a veces le pongo para comer, corre como nunca y se deja caer en plancha. Se espatarra en el sofá y no hay quien le eche, es más, se despereza, estira las patas y a veces le tienes que encoger porque si no te echa y todo. Mi perro es así de majo, me hace mucha compañía, sobre todo esas semanas en la que estoy poco acompañada y no hay nadie que me reciba con la alegría con la que él lo hace nada más abrir la puerta. Una conocida me dijo una vez, lo cual es cierto en estos tiempos de crisis y tanta crispación social, que su perro era el único que le recibía en la puerta con alegría nada más entrar. Debe ser que ellos no saben lo que es una crisis, ni les importa quien este a cargo del país, pero apuesto que aunque lo supiesen seguirían igual de fieles y de cariñosos con tan solo estar al lado de su mejor amigo.
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